domingo, 28 de julio de 2013

Mi palabra favorita en el mundo

Yo sé que me querés matar, que todo lo que hago complica un poco más las cosas, pero qué caso tiene que me silencie en derrota. Vos sabés cómo soy, impulsivo, hiperactivo, enamorado. Pues ya no es un estado, es una cualidad que se vuelve más y más inherente a mí. Y es que para mí, vos sos simplemente hermosa. Mi palabra favorita en el mundo. Mi siesta de miercoles con las ventanas abiertas y el viento moviendo todos los papeles que dejo en el piso. Mis mejores intentos de cocina. Mis melodías de colectivos y calles de San Telmo. Vos sos las magdalenas mojadas en leche, la albahaca, los sorrentinos de zapallo y queso, los poemas de Ángel Gonzalez y una película de Roberto Benigni. Vos sos Vittoria y yo tu Attilio. Mi palabra favorita en el mundo. Sos la libertad creadora de mis artes, ya te lo he dicho, las frazadas de invierno, los té de arándano, los poemas de Borges cantados por Aznar. Vos, mi palabra favorita en el mundo, la secreta, la prohibida, la tuya.

lunes, 1 de julio de 2013

Todo lo que no entra (mentira) en mis planes.

Madurez

Me jacto de mi inmadurez,
la uso y abuso para jugar,
componer
o escribir.
La necesito para perderme
en mi cabeza,
en mis mentiras
¿pero qué tan mentiras pueden ser?
si son tan puras en mi cabeza
esas mentiras,
tan puras.
Orgulloso porto mi inmadurez,
y canto
y bailo
y me rio de ellos.
Pero justo ahora,
cambio toda mi imaginación,
mis juegos,
mis poemas de nene enamoradizo,
para cargarme de un poco de valentía
-lo que llaman madurez-
y escalar hasta tu casa
y ofrecerte lo que necesitamos:
los abrazos de gol,
las sonrisas de complicidad,
las carcajadas de rememoraciones,
los pañuelitos de papel,
las bufandas,
las confidencias,
básicamente,
ser lo suficientemente valiente
y presentarme de nuevo,
esta vez,
como tu amigo.


Morsa

En desarmarse y sangrar debe estar la respuesta,
en caminar descalzo por Corrientes 6 pm
o en desatornillar las ruedas de la bicicleta.

Para definirse, para desaparecer,
para corroborar lo innecesario pero justo,
para declararse irrelevante.

Ya sabés lo que pienso de las palabras,
de sangrar,
de las innecesarias.

Por dejar de jugar con burbujas
en las medianeras,
en las escuelas
o en la vida.


Maga trucha, Maga falsa

Qué otra cosa queda que la inmensidad entera,
cuando no hay nada, cuando sos tan desconocida.
Podría hablar de tu pésima pronunciación del alemán,
o de tus malos hábitos dentro de un teatro,
o de cómo te gusta coleccionar sobrecitos de azúcar.
No sería nada falaz rememorarte con vestidos a lunares,
que robaste en tu última visita al cielo,
o decir que tus sueños calzan treinta y ocho
y vos cincuenta y seis.
Acaso alguien podría refutarme si les cuento,
de lo excelente que sos haciendo bufandas de pasto y hojas de otoño,
o pintando el Obelisco de distintas tonalidades de blanco,
para que los de siempre no se den cuenta.
Maga trucha, Maga falsa,
qué otra cosa me queda por decirte,
si no sé quién sos o qué estás buscando por acá.
Me queda el universo entero,
un cronopio,
una amistad.


Para vos, lo que quieras

Si a mi me toca
de entre todas las personas del lugar
Si acaso yo debo asomarme
dar un paso y definirte
para hacerme de tu blancura
y declararte a mi antojo
Si a mi me toca
hacerte eso
no te asustes de mi sonrisa
pues no hay nada que me guste mas
que el misterio de tus pasos, tus ojos y tu voz

Si a mi me toca crearte
para que aceptes lo que yo te diera
Te daría este poema
para que vos hagas con él, lo que quieras.


Los tontos

Para qué querría casarme
con una chica más tonta que yo.
De qué me serviría una chica
que se maquille de autoayudas,
si yo quiero un reto semi-suicida,
un desafío constante de la montaña.
Alguien que resuelva los crucigramas
de los nocturnos
y que saque las tonalidades
de los diarios.
Que lea acostada en los árboles,
con constantes preguntas que me desnuden,
que me recuerden insignificantemente yo,
constantemente ya,
metódica e inhumanamente hoy.
Por qué querría una silueta
tosca, dulce o austera,
si no sabe provocarme nuevas melodías.
De qué me servirían labios de trazo grueso,
incesantes, oclusivos atómicos,
si dicen tantas figuritas repetidas
y yo quiero lo que ni idea
y salir a bailar en las plazas
con nuestros vestidos de flores estampadas,
el suyo de lirios
y el mío de todo de margaritas.
Desafiante,
indiscreta,
reflexiva y
modesta,
qué haría yo con una chica
que sigue haciendo,
fundamental y metódicamente,
lo opuesto a lo oído.
Desatormentada,
en silencio,
expectante
y arrolladora.
Que despierte seguridades,
que exija libertades.
Pero el problema, mi buen hermano:
Para qué querría ella casarse
con un chico tan tonto como yo.