miércoles, 25 de enero de 2012

Adios Verónica.

1) La rosa carmesí.

Pedro agarró el papel. Iba una vez más a dibujarlo todo. El resumen de su vida en una hoja tamaño A4 cuadriculada. El resumen de la vida misma mejor dicho. Pedro tenía ese don, en sus ojos dos lentes reposaban todas las melodías que el día podía tocar en simultaneo. Y él, atento lo miraba, sin el peso de sentirse acompañado o querido, podía pasar enteras vuelvas al Sol simplemente mirando y transcribiéndolo todo en su cuaderno tapa blanda, hoja tamaño A4 cuadriculada.
Sacó el lápiz numero dos y la magia arrancó.
-¿Qué estás dibujando?
Una chica, diminuta como las flores y enorme como las montañas. Pedro quedó atónito, pudo salir corriendo o pudo tapar su cuaderno con ese abrazo tímido que protege cosas, en este caso, su cuaderno tapa blanda, hoja tamaño A4 cuadriculada de caña de azúcar. Pero no, Pedro le mostró un universo a medio hacer, el mundo cristiano en el 4to día por así decirlo.
-¡Qué lindo lo que hiciste!
Pedro no sabía que responder, posiblemente jamás había abierto la boca hasta ese momento, o por lo menos no merecía ninguna otra vez ser digna de permanecer en su memoria.
-Gracias...
La chica, diminuta como las montañas y enorme como las flores, respondió con una sonrisa simpaticona.
-Me llamo Verónica, pero nunca me llames por mi nombre, a no ser de que nos tengamos que despedir ¿Cómo te llamas vos?
Pedro, que jamás había sido mencionado por nadie, que jamás tuvo una charla con alguien, que jamás se enfrento a una pregunta, dudo mucho en responder, pero luego de que la Luna llegara, se fuera, volviera a llegar para irse una vez mas, dijo tímidamente.
-Me llamo Pedro, llamame Pedro.
-Bueno Pedro, a mí llamame como a tu dibujo, como al universo.
Pedro no entendería que significaba esa frase hasta mucho después.
-Hablando de tu dibujo ¿me lo regalás?
-No puedo.
-Dale, hacemos así, yo te regalo mi corazón, te prometo amarte todas las vidas, cuidarte cuando estés rabioso o cuando solo quieras llorar. Es un buen trato, solo me tenés que dar tu dibujo.
-Es que todavía no esta terminado.
-Uh... en ese caso... esperá.
La chica giró para un lado y para el otro, hasta que de su bolso sacó una larga rosa carmesí con dos hojas, digna de una fotografía.
-Tomá, no te voy a dar mi corazón, pero sí esta rosa. Creo que es lo que vale un dibujo a medio hacer ¿Te parece?
Pedro asintió y arrancó de su cuaderno tapa blanca, hoja tamaño A4 cuadriculada de caña de azúcar ese universo incompleto para luego recibir una larga rosa carmesí.
-Me parece que me quedé un poco corta ¿Y si además te doy un beso?
El corazón de Pedro ya había recibido varias sacudidas en un par de minutos y podría estallar en ese mismo momento. La chica sin borrar su sonrisa se acercó un poco, cuando de pronto, como obvia interrupción a los momentos más lindos de la vida, una señora robusta con las uñas color bordó y un paraguas gris llamó a la chica, pues era hora de volver a casa.
-Me tengo que ir, me llama mi tía, pero nos veremos pronto, Pedro ¿sí?
Pedro que ya había agotado su nivel de palabras juntas no dijo nada, aunque sí logró asentir con la cabeza. A lo lejos la chica ya se iba saltando con su dibujo en la mano, mientras la mujer preguntaba que eran esos “garabatos” que estaban ahí.

martes, 10 de enero de 2012

Desde Francia y sin amor.

El Sol siempre tiene años, tiene edad. La Sol tambien. 
Atenta siempre ella lo supo, lo dedujo, lo esquivo.
Los caminos faciles son aburridos, no contrastan, no transpiran, no nada, 
pero son faciles y seguros, y nadie quiere saber cuantos años tiene el Sol. Ni la Sol.

Desde Francia y sin amor.
["Estoy apurada, ya se va mi tren" y me cambio el beso de palabras
por uno rapido de cachetada. Hacia tiempo que la cosa era asi; no recuerdo
la ultima foto anudandonos los dedos.
Años pasaron desde que cambio la bicicleta por la nave, la trompeta por el revolver,
el orden por revolver. Hacia poco que habia cambiado el rompecabezas de 2000 piezas
por mi. Creo que porque perdio algunas cuando abrio la caja, todavia debe andar buscandolas.
Ya subio a su vagon, no miro para atras. Yo sonrio, no soy el poeta que ella busca,
ni me rio de los chistes que ella rie, ni entiendo por que estudia lo que estudia.
Soy la aburrida tia de la esquina de la mesa y ella lo sabe ¿Que hace en este cuadro?
Soy yo, la calle asfaltada y con luces. La corbata y la raya al medio.
Soy Palermo a las 6 de la tarde. El que piensa mas de lo que siente. Soy la respuesta
facil a su soledad. Ella lo sabe, yo lo sospecho.
-
No hay carta, otra vez ¿Que piensa ella de los diarios viejos?
Los lee, intenta transportarse a los dias de proceso cruzado, pero siempre a escondidas.
Se jacta de mirar hacia adelante, lo dice repetidas veces, pero es para convencerse.
Gritalo cuantas veces quieras, esa pared no se caera para ser puente, ese conejo no
se hara elefante, esos anhelos no se iran.
Cuando la descubro en sus dias duros, me abraza, me besa y hasta me hace el amor,
soy un complemento de sus ojos, de sus gritos, de sus intentos de convencer.
No importa que tanto te desnudes, siempre te tapas la parte profunda.
Te imagino entonces, gritando, llorando, tirando todos los perfumes de tu mesita de luz.
Saltando desde la planta baja para caer en el cielo, todo eso y mas, desde Francia y sin amor.]

Si, eso quisiera que pasara, solo que ese idiota ni cuenta se daria. 
Lo odio, te odio por dejarme por ese modelo basico de sangre. 
Aca me quedo, imaginando situaciones inexistentes, en mi cueva y sin amor.

Esta lloviendo. La pluie d'été.


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sábado, 7 de enero de 2012

Mira las hojas caer, no son arboles, son tus cuadernos.

Cada tanto
Una sonrisa descanza sobre mis muelas
Una muñeca es regalada a una niña
Alguien se queja del grosor de sus suelas

Cada tanto
Mis ojos se empañan sobre esa sonrisa
Dos chicas cruzan la calle de la mano
Un gato con manchas recorre una cornisa

Cada tanto
Refriego mis muñecas sobre esos ojos
Dos hombres se dan paso al unisono
Unos chicos esquivan charcos como cojos

Cada tanto
Alguien coloca su mano sobre esas muñecas
Un chico tironea la correa de su perro
Una señora hace gesto de sufrir jaquecas

Cada tanto
Alguien pone mi sonrisa sobre esa mano
Un señor se afloja la corbata azul
Una chica escucha quejarse un anciano

Cada tanto
Vos apareces
Y yo sonrio
Y lloro
Y me limpio las lagrimas
Y me frenas
Y me pedis que te bese las manos

Cada tanto
Ya no se que pasa alrededor
Solo vos y yo
Solo vos

Casi nunca
Solo
... Cada tanto