lunes, 23 de junio de 2014

Hilos de diamante

Te limitaste a observar mis labios
Creíste entender mi palabra
Pero sólo viste dos carnes rojas golpearse entre sí
Y eso te encantó

La posibilidad de poseer te volvió loco
Y compraste mi mensaje que ya era tuyo
Pero que nunca fuiste capaz de abrir
Y de resolver

¿Cómo no ibas a quedarte estupefacto
Cuando la palabra se hiciese historia
Y el mensaje redundante?

Dirás que fui una victima
O que fue la mayor desconcideración de la historia
Pero tuviste mi sentido
Y te cegaste en lo obvio

domingo, 22 de junio de 2014

Y yo que me enamoré de vos

Todo misterio tiene un minuto familiar
Ese que nos llama a curiosiarlo
Porque si no moriría ausente
Y en la ausencia no cabe el ser

Lo que me invitó no nos importa
Porque cumplió y eso bastó
Y las esculturas fueron de imperios
Hasta el final de los días

Y es que no existe más final que ahora
Momento que nunca existe
Pues lo único certero es lo corroborable
El pretérito pensado

Así quizás el final ya haya pasado
Y todo el misterio es irrelevante
Todo es el recuerdo de otra persona
Y yo que me enamoré de vos

sábado, 21 de junio de 2014

La proeza de la promesa

Qué maravilla, las promesas.
Uno, que anda con la bandera de la libertad a todas partes, se encadena con lo más etéreo posible, las palabras y se queda ahí, hasta sabe cuánto tiempo.
Por supuesto que existen los que arruinan las maravillas, porque para eso estamos, para que se fijen en nosotros, para romper los castillos de arena de nuestros hermanos menores y que nos presten atención. Pero para que la destrucción sea relevante; ah, qué maravilla debe ser ese enemigo.
Y no hablo de los contratos implícitos, los que nos hacen firmar apenas cuando apenas llegamos al mundo. Esa clase de injusticias harían llorar a cualquiera, y en efecto, esa es nuestra primera reacción, la primera vez que levantamos la bandera mencionada. Yo le refiero a las promesas gritadas, las que, clavándonos un Tramontina en el pecho, decimos mirando a los ojos de la nada, pues al mundo poco le importan. Qué irónico.
Tanto sufrimiento, tanto honor al mantener esas palabras intactas, sin que el desgaste de lo sucio que además somos lo contamine. Cerramos los ojos, agachamos la cabeza y corremos hacia adelante, defendiendo algo que no se preocupa por nosotros. Qué estupidez, pero qué parecido a los caballeros de los cuentos viejos. Entonces, qué honor esa estupidez.
Como una estrella guiadora, pensamos que las promesas nos llevan por los buenos caminos de azúcar bronceada, y olvidamos que fueron cadenas los que nos pusimos. Quizás no queramos ser libres, quizás queramos esas cadenas, para que las tome otro ser superior y nos lleve a algún camino, a cualquier parte.
Adentro, en los mejores momentos de soledad, donde las bocas más grandes y más tontas no llegan, nos rezamos cada una de las promesas, creyendo que así, seguiremos siendo toda la vida más.
Y yo, que te prometí tantas cosas.

miércoles, 11 de junio de 2014

¿Qué compartimos?

Todo lo que se queda en la pregunta
Se reutiliza en un estadio de sonrisas
Cansado de ser cazado por los casados
Y en sus pechos

Toda morena corriendo hacia lo sería
Que se complica cuando es más si que sí
Y se refiere a un bajo ángel que sangra
Los pies

¿Qué hicieron los peces para perder la sangre?
Quizás si el mar es lo onírico y lo llegado
Si el techo de lluvia se puede caminar
Y hacerlo hombre

Soy pregunta porque me mantengo audible
Repetible casi por necesidad biológica
Y con la sangre que me recuerda mi realidad
¿Qué queda para el resto de las almas que siguen?

jueves, 5 de junio de 2014

¿Qué sucede cuando sucede y cuando deja de suceder, sucediendo así otra cosa?

Una vez hubo un cuento que
-vacío de sentido-
se sentó a mi lado y me dijo:
serás mi escritor y yo tu obra.

Un día el cuento se fue y yo
-vacío de sentido-
comprendí el error de haberme creído completo
sólo al darle la misma ilusión a otro.

martes, 3 de junio de 2014

En el campo de las Parras

Llegará el día en que seremos tan viejos
y estaremos tan cansados
y anhelaremos la fuerza que tuvimos cuando jóvenes
y quizás ahí podremos ver lo que siempre negamos
veremos la luz llegar y luego irse
y entenderemos que siempre lo hizo
pero que fue más fácil sentirla lejos
porque tuvimos tanta fuerza
y tanta juventud
que no teníamos nada que penar

lunes, 2 de junio de 2014

Así nos acordamos

Es así el momento de despegarse:
casi si las flores fuesen colores,
no alcanzó su robo, debieron mutilarla:
cortarla en pedazos
y bañarse con su sangre

Así se hizo la primera primavera
pero nunca lo recordamos,
sólo cuando la guerra cobra venganza
y nos recuerda:
"todo lo que ves fue mío y vengo a recuperarlo"