viernes, 1 de febrero de 2013

Inspirado en una historia real.

No existen historias reales, ninguna. Solo es instante es real, todo lo demás, el recuerdo inmediato, la narración posterior de los hechos, incluso la fotografía del paisaje, es ficción  Todo se hace fantasía cuando se filtra por los agujeros diminutos que hay en el centro de mis ojos y todo sale fantástico cuando lo expulso de cualquier manera. Sabiendo eso, te podrás despegar un poco del intento de contar la verdad sobre vos y tus actos, dado que jamás dirás la verdad. Posiblemente no lo aceptes y estés en contra de la gente como yo, que, constantemente, cuenta historias diferentes sobre su pasado, las retuerce, las modifica a su gusto y conveniencia y las libera con la mayor cantidad de detalles posibles, haciendo imposible al receptor tratar de descubrir cual de todas las rutas que he dicho tomar, me han traído hasta este lugar...

Hoy mismo, primero de Febrero de dos-mil-trece, me subí a mi moto (a la que llamaremos Dulce Tres Nocturno por su patente DTN), y me puse a pasear por la ciudad, quizás para festejar el final de Olavarria por estos días  Crucé las calles, las avenidas y las plazas, llenas de calor y de ese aire que me es tan distante.  Miraba a las parejas caminando como lo vengo haciendo desde hace rato, volteaba rápido la mirada para ojear la cola de alguna que otra chica mientras cantaba Dos dias en la vida de Fito Paez. No pasaba mucho más, cuando de repente se me dio por ir a un lugar al que evitó ir tanto como siento ganas de pasar a ver, a buscar un auto, una camioneta, algo que me dé señales de vida. Me costo, pero fui y no encontré nada.
Nadie sabe qué fue lo que le decía a Forest Gump para que siguiera corriendo, para que llegara un poco y un poco más en su ruta, tampoco sé qué (ni quién) me dijo a mí que siguiera avanzando, pero lo hice, me fui más lejos aún, agarre la avenida Avellaneda y solo acelere. No sabía qué era lo que quería alcanzar o de lo qué me quería alejar, solo aceleraba, cruzaba autos, motos, bicicletas, semáforos, hasta la rotonda que tiene un origami gigante con forma de vaca, y ahí me detuve.
Hay en las películas varias escenas de gente que llega al limite de sus pasos, el mio se notaba claramente porque en ese punto el asfalto terminaba y comenzaba el camino de tierra. La duda duro unos instantes, pero no valdría la pena contarles una historia de cómo hice algunos kilómetros y me volví a casa, así que es obvio decir que seguí avanzando. Creo que avancé demasiado, porque en un instante estaba en Rocha, manejando la moto china del alemán  tratando de no caerme con todos los pozos, el barro y los charcos que dejaba la lluvia de la semana. Yo estaba ahí  la ruta estaba ahí  el viejo y su señora, las vacas, todos me miraban sonriendo, pues había vuelto, a escuchar sus historias, a entender su lenguaje y a recibir sus obsequios. Las lechuzas giraban la cabeza para preguntarme qué me había pasado que me había ausentado tanto. Las cotorras volaban haciendo dibujos en el cielo. Incluso las serpientes que cruzaban el camino con algún roedor en su boca frenaban emocionadas al verme. Creo que avancé demasiado, porque en un instante estaba en un miércoles diecisiete de Agosto de dos-mil-diez, con una copia de Natalia de Pablo Azocar, una lagrima de silicona, un papel y una lapicera Bic azul. Y a cada roca le pedía permiso antes de pasar por arriba de ella, y a cada yuyo le devolvía el gesto de agachar la cabeza para saludar. Creo que avancé demasiado, pues de nuevo estaba en mi camino, en este día  en esa hora, abismado por una enorme mariposa negra que brotaba de mi pecho y se extinguía en el aire, dejándome totalmente vacío  para que solo quede espacio a lo que importa.
Me gustaría poder continuar esta historia, pero no la sé. Me gustaría poder decirles que el chico recuperó a su amor y fue feliz de una buena vez, pero sería mentira. También lo sería decirles que no lo consiguió ¿El mañana? El mañana es esa caja verde donde tengo algunos discos, pero nunca se cuales están ahí. El mañana es asombroso, pero no es tiempo de preocuparse por eso, quizás mañana lo sea.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario