miércoles, 22 de enero de 2014

No al tiempo azul, ligero instante agraciado.

No sé. Al final, nunca termino sabiendo nada. Todo este tiempo, este ritual de las almas a mí me deja sin formas de pensamiento. Acabo resignado a despedidas. Lo de siempre, supongo, no consigo comprender la esencia de las cosas. Inmensidad de violencia sobre mi persona, eso es lo que dejan sus estelas. Algo de melancolía y toda la sincera pena.
Y luego, todo ese momento de querer reconstruirle los brazos a la Afrodita, como si alguien quisiera. Otro acto inexplicable del hombre, el que terminó ejercitando sus ojos como forma para calmarse.
Todo lo que queda se explica en la violencia. Estalla la ausencia y estalla la angustia al encontrarse encerrado en la cámara obscura.
Adioses a los dioses. Mejor detener todo pensamiento. Otra vez será.
Siempre.

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