domingo, 12 de enero de 2014

Devociones máximas

Seduce demasiado despedirme, como casi todas las cosas lindas de la vida. Emprenderse viaje y llenar la memoria de alimentos, de mesetas y de arrugas en la tierra. Sobre mí ya se ha escrito mucho, porque el coloquio confirma la dualidad. En la ventana respirando y yo respirando ¿Acaso importa la habitación contemporánea? Lo dudo, pues la vida no termina en la muerte ni empieza en la sangre. Grietas, no las de la piel, grietas en el tiempo, espacios fuera de lugar que confirman la otra existencia, la que importa, la dual.
Entonces ser tiene motivo, tiene instinto respiratorio, ensangrentado, en cualquier lugar, en cualquier cristal y de la mano mortal de cualquiera. Seré flora, floreciendo, independientemente del per cápita que atropelle la estancia fundamental.
Recuerdo, toda armonía se forma a partir del caos o de la tensión, que es lo mismo, pero así lo entendimos mejor.

1 comentario:

  1. Mora le regala un
    Ramo de flores a
    Omar, su querido, en
    Roma, la ciudad del
    Amor.

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