jueves, 22 de mayo de 2014

Martín

Y un día, Martín se fue de la casa. Hacerme el sorprendido, el que no me lo veía venir, sería una mentira y usted sabe que yo no miento. Pero cuántas cosas hay que sabemos de antemano y aún así, cuando suceden, nos dejan desarmados en un rincón con la pila de pañuelitos usados y la nariz paspada.
Martín se fue y ya no va a volver. Lo peor de todo es que el mundo sigue igual. El descarado mundo sigue girando sin darse cuenta del terrible vacío que hay acá. El sol sigue alumbrando, la señora de enfrente sigue regando las plantas y el colectivo sigue casi apropeyando al nene que cruza la calle sin mirar ¿Y qué se puede esperar? Si nadie se detiene a mirar.
Martín se fue de a casa y ni a los muebles, ni a los cuadros se les ha piantado un lagrimón. Martín se fue y parece que sólo se despidió de mí.

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