jueves, 22 de mayo de 2014

Y a tus pies, la mentira

La ciudad se quedó parada y mojada. La noche llegó temprano, aprovechándose de su cualidad de ilusión. Salir a caminar, entonces, era un acto de rebeldía poética, de innecesaria soberbia o de triste obligación. El resto de nosotros, se quedó en casa, mirando la lluvia y escuchando algo de música.
Posiblemente en las calles hubo alguna historia interesante para contar, pero jamás llegará a ser contada, quizás porque el colectivo que tenía que acercarla estaba de paro o porque se aguó toda y murió desarmada.
Así quedó la memoria como única redactora ¿Ha sido posible referirse a alguna otra en otro momento? Todo lo escrito ya ha pasado antes, afuera en la ciudad frenada o adentro en mi imaginación, pero siempre fue codificado por mis capacidades mentales. Al fin y al cabo, todo es producto de mi mente.
De esta forma, afirmar que todo es en esencia, mentira, es tentador, casi obligatorio, pero sería un terrible error negar que toda historia no está basada en hechos reales. Ya sea en el espacio que sea, todo fue ideado en el plano de lo real. Negar nuestros pensamientos o colocarlos en una dimensión diferente es tentador y hasta poético, pero termina siendo innecesario.
Le tengo confianza a mi mente, sé que me puede ofrecer varios disfrutes, pero realmente lamento perderme la fantástica historia de Jorge, caminando por la avenida San Martín.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario