jueves, 22 de mayo de 2014

Sin título

Mil nueve noventa y siete,
año del niño y de la lluvia:
Es verdad,
ya no nos queríamos como antes,
pero cuando la tormenta amenaza
casi no hay tiempo para despedidas.
El abrazo resultaba más fácil,
de vez en cuando un roce sugestivo,
pero qué lejos que estaban esos pibes que se acercaban con miedo,
dudando cada beso.
Al final, terminamos atados,
odiando esas sombras que tanto conocíamos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario